Tampoco tiene demasiado sentido, como se ha visto en el asunto Rebelión, seguir sus reglas del juego. Fue una auténtica multitud la que se manifestó contraria al bloqueo, con otra multitud de razones (la gente que escribe, la libertad de prensa, etc.) y la consecuencia fue que todos los bibliotecarios hicieron piña con Gusgus por el simple hecho de ser bibliotecaria, sin plantearse si su decisión era correcta. Actuaron como un grupo que tiene miedo de perder sus privilegios. Actuaron, por tanto, de manera despótica, saltándose ellos mismos las reglas que habían impuesto: borrando opiniones, censurando, etc.
La única alternativa posible si se quiere que la Wikipedia vuelva a ser libre es hacer todavía más visible el desprestigio a que estos bibliotecarios la están llevando. Por eso es necesario el sabotaje. La alternátiva utópica, ya lo sé, sería razonar con ellos. Pero la experiencia demuestra que ello no es posible, ya que la mayoría de las decisiones que, por ejemplo, toma el CRC o la mayor parte de bloqueos políticos, no están razonados, sino impuestos por la fuerza. Y contra quien sólo utiliza la fuerza, la única alternativa es la fuerza.